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La Paleografía estudia las escrituras antiguas y la evolución en el tiempo de las formas gráficas y su modo de ejecución. Solo considera las escrituras ejecutadas de manera manual (por lo tanto, no estudia los documentos impresos), e insertas en materia escriptoria de tipo blanda (papiro, pergamino y papel). 

 

La enseñanza de la disciplina paleográfica permite la consecución de dos propósitos. En primer lugar, brindar a estudiantes y profesionales de distintas áreas las herramientas y conocimientos necesarios para una correcta utilización, lectura, interpretación y análisis de documentos manuscritos antiguos y, en segundo lugar, fomentar el respeto y la valoración de documentos y archivos; el rescate y la conservación de la memoria escrita a través de la investigación, y la difusión de nuestro patrimonio histórico.

 

Como disciplina, la Paleografía se inicia con Jean Mabillon (monje francés benedictino), quien utilizó por primera vez este término en su obra De re diplomática libri sex (Seis libros de diplomática) en 1681. Si bien su obra es fundamentalmente un tratado de Diplomática, en ella se abordan cuestiones paleográficas. Por ejemplo, se señaló la distribución geográfica en Europa de las diversas clases de escritura, su distinción y el uso de escrituras en documentos y en códices. Su aportación más significativa fue la distinción entre escritura libraria y escritura documental. Desde entonces y hasta ahora ha habido un acrecentamiento continuo de la investigación y de la enseñanza de la Paleografía.

 

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